martes, 28 de agosto de 2012

Buenas Noches y Buena Suerte

Muy buenas cinéfilos y cinéfilas. Hoy toca reflexionar un poco para mitigar ese ardor de estómago que tendrá más de uno en su resaca veraniega. Para ello esta vez no traigo un estreno, sino una película del 2005. Hace ya 7 años, como pasa el tiempo…

Pues el tema es que el otro día, de madrugada,  me puse a bucear por mi disco duro en busca de alguna película. Y como soy como soy, me pareció curioso irme a la cama con una película llamada: “Buenas Noches y Buena Suerte”. En estas le di al play, sin tener ni idea de que la película narraba el enfrentamiento que mantuvieron el famoso periodista Edward Murrow contra el senador McCarthy y que acabó con la caza de brujas contra los simpatizantes del comunismo, allá por los años 50. Cuando acabaron los escasos 90 minutos de cinta me di cuenta de que la película no había cumplido su misión de mandarme a la cama y gozar de un placentero sueño, sino que ya en una conversación, más profunda que de costumbre, con mi almohada empecé a darle vueltas y vueltas y más vueltas…  ¿Qué a qué le di vueltas?

Le di vueltas a la sorpresa que me ha causado Clooney como director y guionista, al estilo semi documental que elige para esta película, al dominio del primer plano, sin duda mi preferido. Y es que en clase siempre me han dicho que el abuso del primer plano cansa al espectador, y puede que sea cierto pero lo que es capaz de transmitir en Primer Plano una mirada, un gesto, un movimiento de labios… bien vale la pena.

Le di vueltas a una fotografía sublime creada por Robert Elswit (mano derecha de Paul Thomas Anderson) y a por qué  había elegido rodar en blanco y negro. Mi almohada me argumentaba que en una época en la que los cara a cara entre Murrow y McCarthy eran en blanco y negro, rodar en color hubiera sido un error que le hubiera restado gran parte de la credibilidad al film, un error en el que hubiera sido fácil caer. Además, el denso humo que nace de los cigarrillos de Murrow está presente durante toda la película, y el blanco y negro no hace sino realzar su presencia y dotar de textura a la cinta.

Le di vueltas a la interpretación de David Strathairn, que ya me conmovió en “My Blueberry nights” pero que aquí ha conseguido superarse a sí mismo clavando  miradas, enfatizando palabras cuando debe hacerlo y gesticulando sin mediar palabra cuando es necesario. Y todo ello con una naturalidad pasmosa que bien le valió la nominación al Óscar.

También le di vueltas a un momento de la película que, personalmente, me encantó. Una escena de apenas 6 segundos en los que se entrelaza un plano contraplano de Robert Downey jr y su mujer, Patricia Clarkson. Ambos llevan en secreto su matrimonio y en un momento clave de la película se entrelaza un cruce de miradas majestuoso. No hay diálogos, solo miradas. Nunca se dijo tanto diciendo tan poco.
Luego ya mi mente empezó a divagar más, y sin darme cuenta le estaba dando vueltas a la trascendencia política y reivindicativa de la obra de Clooney. Pensé que a pesar de que “Buenas Noches y Buena Suerte” está ambientada en los años 50 y la correspondiente caza de brujas contra el comunismo, la temática es más actual de lo que parece. Gobiernos que utilizan mentiras y tácticas alarmistas para seguir en el poder, mientras tratan de controlar los medios de comunicación para evitar que sus votantes se enteren de todo el tinglado.

Le di vueltas a que el enfrentamiento entre McCarthy y Murrow ha sido la excusa que Clooney ha elegido para contar desde dentro la manipulación a la que están sometidos todos los medios de comunicación, repito, TODOS los medios de comunicación.

Ya en un nivel superior de sueño empecé a darle vueltas al eterno debate de televisión sí, televisión no. La verdad es que en los últimos años me he decantado por la segunda, y creo que el término que debemos usar en España no es televisión, sino telebasura. Telebasura a todas horas con programas del corazón que dan vergüenza ajena, fútbol, informativos movidos por intereses políticos y no por la necesidad de informar… Y luego está el tema de las series de producción española. De este tema no sigo hablando porque se merece una entrada en exclusiva más adelante. Pero por favor, no puedo seguir escuchando a jóvenes decir que la mejor serie que han visto en su vida es “Aquí no hay quien viva”. ¡Por favor!
En fin, que la televisión en general, y en España en particular da verdaderas náuseas. Pero luego escucho el discurso final de esta película y pienso que tiene toda la razón. La televisión en sí no es mala, los malos somos nosotros. La televisión podría servir para mil cosas, se podría concienciar a través de ella, podría ayudar a informar a la gente, a culturizarse, etc. La cuestión es que si la televisión no cumple ninguno de estos propósitos es porque los espectadores no demandamos este tipo de contenidos y así es como en esta sociedad tenemos la televisión que nos merecemos. ¿Cómo no nos la vamos a merecer si la hemos hecho nosotros?

Luego me acordé de que Mariano Rajoy finalizó su debate contra Zapatero con la frase “Buenas noches y buena suerte”. ¿Acaso pretendía hacernos creer que posee la voluntad, el arrojo, la valentía y la determinación que demuestra cada monólogo de Murrow en el film? ¿Acaso el barbas nos toma por tontos?

En fin, un poco cabreado  y después de haberle dado vueltas a todo esto, tuve que salir de mi cama e ir a la cocina buscando un poco de agua. Al momento, escuché pasos, ya había alguien despierto, se me había hecho muy tarde… ¿Qué haces levantado a estas horas? –Me ha gustado mucho la película que he visto esta noche, mamá. Me voy a la cama, buenas noches y buena suerte…

Monólogo Final

“He comenzado diciendo que pasaremos a la historia por nuestros actos, si continuamos así, la historia se tomará la revancha y las consecuencias no tardarán en alcanzarnos.
De vez en cuando conviene exaltar la importancia de las ideas y la información. Imaginemos por un momento que un domingo por la noche, un espacio ocupado por Ed Sullivan se dedica a un estudio exhaustivo de la política norteamericana en Oriente Medio, ¿saldría la imagen corporativa de los patrocinadores perjudicada?, ¿montarían los accionistas en cólera y protestarían?, ¿qué otra cosa pasaría más que unos millones de personas recibirían un poco de luz sobre temas que pueden determinar el futuro de este país y por tanto el futuro de las empresas?
A los que afirman, la gente no los vería, no les interesa, todo les da igual, solo quieren evadirse...solo puedo responder que en la opinión de este periodista existen pruebas que rebaten ese argumento, pero aunque tuvieran razón, que tienen que perder, porque si tienen razón y este instrumento no sirve más que para entretener, divertir y aislar…el tubo catódico ya parpadea y pronto veremos como la lucha está perdida.
La televisión puede enseñar, puede arrojar luz y sí, hasta puede inspirar, pero solo lo hará en la medida en que nosotros estemos dispuestos a utilizarla con estos fines. De lo contrario solo será un amasijo de luces y cables.
Buenas noches, y buena suerte”

1 comentario:

  1. Yo siempre he sido muy protelevisión. Además creo que la televisión en España está viendo un cambio considerable porque en lo que a telebasura se refiere en los últimos 2 o 3 años la cosa ha mejorado muy considerablemente. Además Cuatro ha traído buenísimas producciones extranjeras y se está comenzando a andar por el buen camino aquí.
    Si consiguiéramos llegar al modelo británico y a su apuesta por la ficción de calidad veríamos grandes series españolas. La tele tiene el potencial cultural más grande de todos los inventos pero hay que perfilarlo.

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